Últimamente me ha dado el furor por hacer bizcochos para el desayuno, aunque la mayoría los estoy adaptando a harinas y endulzantes distintos a los tradicionales, en esta ocasión he sido fiel a la receta de Teodoro Bardají, con su mantequilla, su azúcar y harina de toda la vida.
Se trata de un bizcocho clásico, fino en su presencia y textura, de los que se desmigan y deshacen, se nota que no lleva muchos líquidos y además no lleva ni gotita de levadura, las claras a punto de nieve cumplen totalmente la misión de que suba la masa mientras se está cocinando.
El sabor de la avellana y el chocolate es predominante y ese granulado de la avellana molida se nota en cada bocado.
Ingredientes:
-125 grs de chocolate negro
-125 grs de mantequilla
-100 grs de avellanas molidas (puedes hacerlo con harina de almendras)
-50 grs de harina
-4 huevos
-70 grs de azúcar
Preparación:
Se pone el chocolate al calor del horno, para que se vaya templando y ablandando. Cuando podemos clavar la cuchara hasta abajo, retirar del horno.
Mezclar poco a poco en trocitos pequeños la mantequilla con el chocolate semi fundido, haciendo una pasta espesa. Si pierde temperatura, poner a calentar un poco. Debe tener la mezcla aspecto de pomada.
Se baten las claras de 3 huevos a punto de nieve con el azúcar, reservar.
A la pasta del chocolate se añaden de una en una las tres yemas y finalmente el otro huevo entero, mezclándolo todo.
Se añaden las claras bien consistentes sin mezclar mucho y con movimientos envolventes.
Se añaden las dos harinas (avellanas y trigo), mezclándolo todo bien, lentamente y con movimientos envolventes.
Se rellenan las capsulas, los moldes pequeños o si lo prefieres un molde grande de bizcocho, hasta las 3/4 partes.
Se meten la horno precalentado a 180º durante unos 25 minutos o hasta que al pinchar con una aguja, ésta salga limpia.
Como siempre, aquí tenéis las recetas de mis compis: